Aprovechando que hace unas tres semanas más o menos fue el 18 de septiembre, que si cualquier ignorante mierdero pregunta qué se celebra esa fecha, en resumidas cuentas se celebra la independencia de Chile (que en realidad fue un 12 de febrero pero se celebra en el 18 de septiembre porque les salió de las bolas al parecer).
Por lo que aprovechando que ya pasaron varios días de las fiestas patrias, qué mejor que contarles esta anécdota, y así demostrar lo idiota que puedo llegar a ser.
Por lo tanto, he aquí.
El otro día, es decir 18 de septiembre, unas horas antes de publicar este artículo, decidí ir a caminar a algún lado, ningún destino en general, por el simple hecho de que me aburría dentro de mi casa.
Cabe aclarar que obviamente no le dije a nadie por el simple hecho de que no me interesa contarle a los demás qué voy a hacer, y menos a donde voy a ir.
Así que, aprovechando que no tenía nada mejor que hacer, salí a caminar un rato, y anduve despejandome un rato de toda la mierda, hasta que fuí hacia una plaza, a sentarme un rato.
Mientras veía lo que ocurría alrededor, me topé con una fonda a unas cuadras de donde estaba, por lo que aprovechando que tenía algo de hambre, y también por el simple hecho de que casi nunca he ido a fondas, decidí levantarme e irme hacia esa fonda.
Al llegar solamente con oler ese aroma a asado, supe que estaba en el mismísimo paraíso, en especial por el simple hecho de que no había tanta gente, por lo que tenía algo de libertad mucho más tiempo.
No dudo en que si fuera por mi, me iría a vivir en una maldita fonda, imagina, comida gratis y lo mejor, es asado.
Mientras caminaba, me topé a un niño, el cuál a juzgar por su inmadura y molesta conducta, no cabía duda de que tenía unos 6 o 7 años, yo intentando ignorar al niño, y no ser parte de sus miserables pataletas decidí pedir unas brochetas y así, irme a mi casa.
Mala fue mi suerte al toparme con ese puto niño, el cuál por simplemente no querer convidar de mi brocheta se puso a patalear y a llorar, y lloraba como si le acabara de matar a los papás, cuando en realidad se puso asi por una puta brocheta, la cual fácilmente podría pedir ya que habían varias.
Al querer deshacerme de ese pequeño error de la naturaleza mutante con forma humana, el niñato no se le ocurrió nada más que empezar a golpearme y a insultarme, y como ustedes saben, no tengo tanta paciencia para lidiar con gente, en especial si son niñatos castrosos.
Estuve como media hora aguantando las puteadas que el niño me tiraba, hasta que él me lanzó una piedra a la cabeza lo que hizo que yo perdiera la paciencia, por lo que lo tumbé al piso y con una piedra algo más grande comencé a golpearlo una y otra vez la cabeza, hasta dejarlo con la cabeza ensangrentada, y para mi fortuna, el niño estaba inconsciente por los golpes, y quizás con alguna contusión.
Después, lo agarré como si de una pequeña bolsa de basura se tratara y traté de encontrar un lugar en donde deshacerme del pendejito, y después de unas dos horas, encontré una parrilla, y para lo mejor, nadie me podía ver a la hora de deshacerme del niñato, por lo que decidí meterlo dentro de la parrilla y cerrarla, pero me terminé dando cuenta de que la parrilla estaba prendida y accidentalmente todo terminó con una carne asada con forma de niño en una parrilla.
Para que nadie se diera cuenta, decidí en cortarlo en trozos y hacer mis propias brochetas y llevarme una para pasar desapercibido, y qué mejor que la idea funcionó, nadie me preguntó nada y tampoco me dijeron algo acerca del niño, por lo que me fuí hacia mi casa tranquilo, mientras me comía una de las brochetas que hice.
Al final pude llegar sano y salvo a mi casa, sin hambre, y comiendo una brocheta la cual sabía a carne de cerdo pero más salado o algo así, pero al menos llegué a mi casa tranquilamente.
En resumen, comí una de las mejores brochetas que he preparado en mi vida.